En México, los servicios financieros formales son una de las áreas en las que la brecha de género es más frecuente. Según un estudio reciente realizado por el CAF – Banco de Desarrollo de América Latina, sólo el 11 e las mujeres tiene acceso a los servicios financieros formales, lo que resulta en una gran proporción de la ciudadanía excluida de la economía. Esta situación ha sido impulsada por un menor nivel de educación financiera por parte de las mujeres, lo que ha llevado a la desigualdad de ingresos y un nivel inferior de ahorro, inversión y protección financiera.
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En esta misma línea, para luchar contra esta brecha y proporcionar una mayor inclusión financiera a la mujer, el gobierno debería establecer un marco regulatorio y de políticas que garanticen la inclusión. Esta inclusión implica ofrecer productos financieros ajustados a las necesidades de las mujeres a través de entidades financieras responsables y de otorgar a las mujeres mayores ventajas y protección. Además, el gobierno debe establecer una estrategia para promover la inclusión financiera de las mujeres, fomentando la educación financiera.
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A través de la educación financiera, se busca promover el uso efectivo de los productos financieros para las mujeres, que mejore la contestación a cambios en la situación financiera y que maximice los beneficios de inversión para ellas. Esto debe centrarse no solo en el otorgamiento de clases de educación financiera, sino también en la divulgación de contenido acerca del rol y los usos del dinero.
Para que esto funcione, es importante que se busque a las instancias más relevantes para divulgar la educación financiera, como las instituciones públicas, los bancos y las entidades gubernamentales. Estas entidades deben ofrecer educación financiera universal a todos los ciudadanos y hacer un esfuerzo adicional para llegar a aquellas personas menos incluidas, principalmente mujeres. Las acciones estratégicas para llegar a ellas pueden ser la extensión de créditos a tasas reducidas, los incentivos fiscales o la eliminación de restricciones legales.
Una vez que exista una estrategia de educación financiera para la mujer, debe incluirse una evaluación y programas de medición de los resultados para guiar mejor los procesos a seguir. La medición de resultados ayudará a identificar qué estrategias de educación financiera deberían mejorarse y cómo se deben concentrar los esfuerzos para garantizar su éxito.
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Por último, hay que recordar que la educación financiera también debe abordar la inversión en tu futuro económico. Esto significa enseñar a las mujeres a cómo manejar su dinero para que puedan ahorrar y prepararse financieramente para enfrentar los altibajos propios de la vida. Invertir en algún producto financiero, aunque sea una cantidad relativamente pequeña, les permitirá ahorrar para metas a largo plazo, como los estudios de sus hijos, una casa para su familia o su jubilación.
Conclusión sobre Cómo la educación puede cerrar la brecha en México
En definitiva, la inclusión financiera de las mujeres es uno de los principales retos a los que se enfrenta México. Esto requiere una mayor información, educación financiera y acceso a productos financieros adecuados para ellas. La educación financiera es una herramienta clave para ayudar a las mujeres a alcanzar mayores niveles de satisfacción y bienestar financiero, lo que a su vez hará posible una mayor inclusión financiera. Estas iniciativas deberían continuar para ayudar a reducir la brecha de género en el acceso a los servicios financieros formales en el país.